En el momento que el gobierno les ofreció comprar los terrenos, Cabrera y su esposa estaban en total desacuerdo. Ellos no querían venderles las tierras. El gobierno se apropió y se adueñó de las tierras logrando despojarlos de ellas. Ermelinda no recuerda haber visto personas investigando los terrenos para corroborar que no hubiera yacimientos, bateyes, petroglifos o artefactos arqueológicos. Los Cabreras fueron despojados de sus tierras para construir lo que hoy es la Universidad de Puerto Rico en Utuado, el recinto más extenso en terreno.